Detalles del Evento
- Fecha de inicio 03/03/2008
- Hora de Inicio 09:00
- Fecha de Fin 03/07/2008
- Hora de fin 05:00
- Lugar Palacio de Convenciones, La Habana, Cuba
X ENCUENTRO DE ECONOMÍA. LA HABANA
Decía el Apóstol José Martí: “… con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar”, y ese verso ha representado, a lo largo de los últimos cincuenta años, la devoción de Cuba por los humildes y condenados de la tierra.
Es un honor participar en este Encuentro, y hacerlo precisamente en La Habana simboliza la lucha por la emancipación de nuestro continente.
A lo largo de su proceso revolucionario, Cuba ha encabezado la propuesta independentista del Movimiento No Alineado, y, pese al arbitrario e injustificable bloqueo, ha logrado distinguirse en temas fundamentales como Salud, Salubridad, Investigación Científica, Educación, Deporte, Cultura, al tiempo que ha obtenido la calificación del país que menos ha atentado contra la Naturaleza.
Mi asistencia a este Encuentro, en mi calidad de Presidente Constitucional de la República del Ecuador, manifiesta la necesidad y demanda por encontrar un nuevo orden mundial, más equitativo para los hombres y mujeres del continente y el Universo, porque este evento simboliza la exigencia de nuestros pueblos en el camino de terminar con la injusticia, tara y vergüenza de sociedades que han invocado la libertad, pero que, tras las proclamas, lo que han hecho es, como decía el Libertador Bolívar, “plagar de hambre y miseria a la América Latina”.
Nuestra presencia en este foro representa también la ratificación de la histórica amistad entre los pueblos de Ecuador y Cuba, pueblos unidos por lazos entrañables, como la amistad entre nuestro más alto valor histórico, el general Eloy Alfaro, con José Martí y Antonio Maceo, a quienes Alfaro propuso, en Costa Rica, un plan para acelerar la emancipación de la isla.
Ya en el poder, Alfaro impartió instrucciones al general León Valle Franco para que organice una expedición guerrera a Cuba, intento frustrado por la reticencia del gobierno colombiano de entonces de permitir el paso de las tropas por Panamá. Tiempo después, Alfaro dirigió una célebre carta a la Reina María Cristina, regente de España, en la que subrayaba la legítima aspiración independentista de Cuba.
También en la lucha del pueblo cubano por su segunda independencia, nuestro pueblo aportó con su solidaridad y su sangre. Junto a Fidel estuvo Carlos Bastidas, ciudadano ecuatoriano, nacido en Guayaquil, asesinado por la policía de Batista hace cincuenta años, en el albor de la Revolución Cubana, y quien ofrendó su vida por la dignidad y soberanía de Cuba.
Al hablar de soberanía es preciso enfocar el caso de mi país, y la naturaleza de nuestra Revolución Ciudadana, igualmente patriótica, altiva y soberana, y que representa la insurgencia contra el neoliberalismo que usurpó nuestro patrimonio, e impuso su doblez moral e histórica, al actuar de manera sumisa hacia afuera, y arrogante hacia adentro, siempre en beneficio de intereses foráneos y lacayos criollos, y en perjuicio de los más pobres y humildes.
Hoy, tras casi catorce meses de ejercicio del poder, podemos decir, sin petulancia, pero con orgullo, que el Ecuador construye su futuro sin gendarmes ni tutores, y que su destino irreversible será de libertad, de independencia y de justicia.
Tras esta exposición, cabe invocar la naturaleza de nuestra lucha, y es mejor hacerlo con las palabras que Eloy Alfaro dirigió al pueblo ecuatoriano: “Nada soy, nada valgo, nada pretendo, nada quiero para mí: todo para vosotros que sois el pueblo que se ha hecho digno de ser libre”.
Mi país no volverá a vivir democracias de oropel, entreguistas y anti patrióticas. El destino nos ha puesto en este camino, que es el camino de la más profunda transformación, demandada por el pueblo y para el pueblo, porque, como alguna vez dijo Fidel: “Ahora sí la historia tendrá que contar con los pobres de América”.
Por la amistad entrañable entre Cuba y Ecuador; por José Martí y Eloy Alfaro; por Bolívar y Manuelita Sáenz, y por mi Patria, Tierra Sagrada, tengo el orgullo de invocar, como lo hago en cada intervención, al inolvidable Ernesto CHE Guevara y decir, con orgullo y humildad:
¡Hasta la victoria siempre!
Rafael Correa Delgado
La Habana, marzo 3 de 2008