Cambiar el equilibrio de fuerza de las multinacionales para que contribuyan al desarrollo de los países en lugar de saquearlos, fue el enunciado defendido por Frédéric Boccara, ejecutivo del Partido de la Izquierda Europea.
A propósito de la comisión «Economía global en tiempo de crisis y sus efectos en América Latina», inscrita en el XIV Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo, que se desarrolla desde ayer en el Palacio de Convenciones de La Habana, el dirigente francés postuló que para propiciar ese cambio se necesita impulsar reglas de cooperación y compartición de los beneficios, opuestas a las lógicas de la competencia y la concentración de capitales inherentes al sistema capitalista.
En sus palabras, se refirió al peso hegemónico del dólar en esos escenarios, no solo en términos comerciales, sino como un importante crédito que atrae el capital de todo el mundo y fortalece el poder financiero de los Estados Unidos, y a la necesaria reivindicación de diferentes monedas con potencial para oponerse de manera efectiva a la dominación global del dólar.
Para ello, recalcó, se requiere una reforma profunda en las propias bases del Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización Mundial del Comercio (OMC) y otros instrumentos multilaterales, que deberían basarse en un cambio de paradigma que pondere la ganancia neta y la inversión en generación de empleos y desarrollo, con el otorgamiento de créditos preferenciales.
Insistió también en que para el cumplimiento de dichos objetivos cobra especial importancia la reestructuración del sistema de patentes y derechos de propiedad intelectual, que en la práctica dificultan sobremanera las reglas de transferencia tecnológica entre países de diferentes niveles de desarrollo.
Identificó en el bloqueo que sostiene el gobierno estadounidense sobre Cuba, la máxima expresión de desequilibrio del mundo pues acentúa el monopolio del dólar en el modelo económico y financiero planetario, socava la soberanía de los terceros Estados que ven peligro en establecer vínculos con la isla, e impiden así su acceso a una fuente importante de tecnología, productos, materias primas y vías de transportes atravesadas por el capital estadounidense y el poder de las multinacionales.
Hoy no se puede volver a las soluciones del pasado, como no es posible tampoco contentarnos con limitar el neoliberalismo. Hay una oportunidad, una necesidad histórica de construir reivindicaciones y luchas comunes a nivel mundial, en consonancia con una nueva cultura de paz, de humanidad, de la gestión económica en función del bien de todos, como lo soñó en su tiempo el héroe cubano José Martí, concluyó.
En el panel se escucharon otras ponencias de diferentes estudiosos latinoamericanos sobre la misma problemática, como la expuesta por el investigador uruguayo Antonio Elías quién enunció un recrudecimiento de la ofensiva del capital en la región, intensificada por la pandemia y las guerras intercapitalistas en distintas latitudes.
Los participantes analizaron también las manifestaciones actuales del fenómeno describiéndolas como capitalismo senil expresado en la incapacidad de resolver las acusciantes contradicciones en los entornos del G7 y del Grupo de los 20, así como la alternativa emergente de los BRICS en pleno crecimiento.